Ir al contenido principal

DEDUCCIÓN.-


La muerte repite la firma.

En el más secreto escondrijo aparece su arabesco letal.
Debajo de la rosa, en el finísimo poro
que la luz repleta.
En cada glorioso hijo del mar.
En todas las mejillas que la brisa cándida besa.
Su muesca oscura está indeleble.
Aún en el sínodo luminoso de los astros
perecibles.
Y yo la leía.
Pronto vendría a reclamar lo suyo.
Bucles del cielo también hay;
oleajes hacia arriba;
risueñas pupilas celestes
asoman en medio de la mortandad:
Son avisos de la buena nueva.
Para estos filos rodeantes
están los pequeños paraísos que nos miran
y consuelan.
Es la rúbrica de la vida
que coronará lo viviente.
La enredadera de la esquina,
tiene su secreta inmortalidad que la brota
y la conforma.
Como la esencia de mi acacia que la impulsa a volver.
Son los restos y los inicios.
Vive, corazón, por ellos.
 
2006
 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

NOCTURNO UNO.-

Algo me posee, tal vez soy el abalorio de un dios maligno; el arleguín roto de un corazón de estalactita. Un río despiadado me tiene. Estoy dentro de una pupila. En vano golpeo los vidrios del aire. Es la noche. Está de nuevo su cabellera extendida como un ábano; como una bandera de luto flameando en el ártico. Yo elevo sonrisas, entonces, como campanadas en un blanco desierto; ellas alegran los álgidos pájaros del silencio. Sé que he resbalado hoy de un corazón pletórico, pero no me abriga el universo, los racimos de astros no me consuelan. La hermosura de la mirada del perro es la única llama, pequeña y dócil, en esta inmensa extensión lívida en donde yazgo. Tal vez, la pena, que incuba tantos abrazos, me envíe alguna vez una de sus olas vivientes y en su tibieza pernocte. Me clave su pletórico baile como en las selvas la mano del sol bulle y agita la verde sangre. Entonces diré que este hielo fiel ha quedado viudo... En esta fe mi corazón se ovilla como el último cordero.